La mayoría de las cojeras se producen por debajo de la rodilla en las manos y del corvejón en los pies. Un caballo que padece cojera no es capaz de moverse con libertad, o no lo hace de modo natural. Al paso, suele pisar ¨con miedo¨, como si sus manos fueran de porcelana y temiera rompérselas. Asimismo, el movimiento de los pies puede ser irregular, o que no avance uno de ellos tanto como el otro. Al trote, un animal cojo ¨se cae¨ de un lado y echa la cabeza arriba cada vez que la extremidad en cuestión impacta en el suelo. Si la lesión afecta a uno de los pies, los posteriores se elevarán más de un lado.
viernes, 12 de septiembre de 2008
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